miércoles, 27 de abril de 2016

Sistema educativo para las personas con discapacidad auditiva

Las personas sordas presentan dificultades para acceder al sistema educacional porque las escuelas regulares no cuentan con profesores especializados y porque por su escaso acceso al lenguaje oral, los alumnos sordos ingresan al sistema en condiciones de gran desventaja respecto de los oyentes. En general, los niños sordos asisten a escuelas especiales (oralistas o bilingües, según las convicciones al respecto) hasta 6 básico, donde les entregan las herramientas comunicativas básicas para acceder luego al sistema educacional formal.

Sin embargo, la preocupación por desarrollar en los niños/as las habilidades comunicativas que les permitan paliar la discapacidad auditiva hace que en estas escuelas los contenidos curriculares de la Enseñanza Básica común queden rezagados. Por esta razón y por la falta de profesionales y de intérpretes especializados en el tema, dentro del establecimiento educativo común, las tasas de deserción escolar y de fracaso respecto del sistema educativo regular en la comunidad sorda siguen siendo altas, lo que deriva todavía en un significativo número de casos de analfabetismo parcial o total, lo que se acentúa en regiones.

En especial para las personas con sordera total y graves dificultades de comunicación, el desenvolvimiento social resulta muy complejo. En los países desarrollados existen funcionarios con manejo de la lengua de señas en las principales reparticiones públicas, fundamentalmente vinculadas a la salud. En Chile, se ha avanzado lentamente en la toma de conciencia de la relevancia que tiene la capacitación en esta lengua cuando se atiende frecuentemente a personas sordas.

También se hace necesario adaptar la información social escrita al universo cognitivo de personas sordas, a fin de favorecer un desenvolvimiento social en seguridad y confianza, disminuyendo la alta vulnerabilidad que este sector de la población presenta frente a los riesgos psico-sociales, al carecer de las habilidades sociales mínimas para hacer frente a los conflictos. En este sentido, la información que se distribuye en relación al Sida, la prevención del embarazo adolescente, las drogas y el alcohol, la educación sexual, la violencia intrafamiliar, entre otras, debería incluir elementos visuales y vocabulario simple, que facilite su accesibilidad para el universo cultural y lingüístico de las personas sordas.

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