A partir de una visión superficial en el trato con las personas con discapacidad auditiva o de las
características de algunas de ellas, se han ido construyendo algunas creencias equivocadas que
estigmatizan y crean una predisposición negativa hacia la población con discapacidad auditiva.
Entre las creencias que más se han generalizado, existiendo incluso algunas de connotación
positiva, destacan las siguientes:
- Que son personas desconfiadas, que creen que siempre están hablando de ellas.
- Que tienen baja autoestima.
- Que no pueden integrarse.
- Que son porfiadas.
- Que no entienden nada.
- Que son sordomudas, es decir, no hablan. Para la población sorda, este aspecto es muy importante que quede claro: se habla de comunidad sorda, sin más adjetivo. La persona muda es la que tiene atrofiada sus cuerdas vocales, por lo que se ve imposibilitada para emitir sonido. Las personas sordas, en cambio, en su mayoría tienen las cuerdas vocales en perfecto estado, lo que ocurre es que no han podido acceder al uso auditivo de la lengua. Incluso, algunas asociaciones están modificando su nombre para terminar con este mito. Por ejemplo, la ASOCH, Asociación de Sordos de Chile, antes se llamaba ASOMUCH, Asociación de Sordomudos de Chile.
- Que tienen gran capacidad de concentración.
- Que son serenas.
- Que los sordos se casan entre ellos.
- Que no les interesa integrarse.
- Que son agresivas.
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